Guanajuato, Gto.- Lucila Díaz es una maestra para las artesanías en tamaño milimétrico. Es oaxaqueña, de San Pedro Taviche, ¡y ahora la puedes encontrar en Guanajuato!
Hace alebrijes de todos tamaños: súper enormes, de 30 centímetros de altura, para decorar salas, pero su especialidad es hacerlos en miniatura.
Tiene mantarrayas, unicornios, lobeznos, tecolotes, jaguares, seres fantásticos y cualquier animal real o imaginario que capte con su mente.
Con sus piezas multicolor, llegó a enriquecer la muestra artesanal “Oaxaca y sus sabores”, en el jardín El Cantador de Guanajuato, donde también puedes encontrar huipiles bordados a mano, mezcal elaborado con el método ancestral, mole almendrado y las gigantescas tlayudas doraditas para satisfacer al paladar más exigente.
Los alebrijes se hacen con madera de copal. Son maravillas oaxaqueñas. A la madera se le da forma cuando está verde y se le aplica un barniz especial para que no sea carcomida por los insectos. Una vez que se tiene la figura tallada, se resana y se pule para pasar a la fase del decorado con decenas de colores brillantes que, literal, hacen vibrar a la pieza.
Hay alebrijes desde 80 pesos y se caracterizan por ser elementos decorativos únicos e irrepetibles, por su tallado, sus grecas, sus orlas y sus gariboles, lo cual empieza a configurarse desde que Lucila ve una rama de copal, su primera fuente de inspiración.
“La visión sobre cómo tallaremos y decoraremos una pieza ya está desde que vemos la ramita del copal”, dijo.
Todas las piezas se decoran a mano alzada, con pequeñísimos pinceles, jeringas y herramientas que también nacen de la imaginación de la gran familia artesanal de Oaxaca.
La comitiva oaxaqueña se encuentra en el jardín El Cantador de Guanajuato Capital hasta el 21 de agosto, donde podrás admirar las piezas de Lucila y probar los sabores del Istmo.


